lunes, 19 de noviembre de 2012

Cañas de manzana

Hace unos días a mi padre le regalaron tal cantidad de minimanzanas que no sabíamos que hacer con ellas, demasiadas para consumir antes de que se pierdan. Lo que yo normalmente haría sería hincharme a hacer tartas, pero esta vez me ha dado por hacer mermelada y rellenar con ella todo dulce que se me ocurra. Esta vez le ha tocado el turno al hojaldre y he elaborado unas cañitas ricas ricas y es que estas manzanas tiene un sabor delicioso, muy intenso. En mi casa las cañas han triunfado, y seguro que las pueden disfrutar en una buena merienda. Ya no hay excusa para no invitar a los amigos.




 

Ingredientes
Para la mermelada de manzana (lo que emplearemos será sólo una pequeña parte)
600g de manzanas troceadas con la piel
500g de azúcar
2 g de agar agar
el zumo de un limón

Para montar las cañas
Hojaldre (en este caso del LIDL)
1 huevo y azúcar para pintar
Nueces

Preparación

Añadimos todos los ingredientes para la mermelada en la cubeta de la panificadora y ponemos el programa de mermeladas, en mi panificadora de Makro es el 9.
Para hacerla a mano llevamos los ingredientes en una cacerola sin parar de remover durante una hora más o menos.
Pasamos el resultado por un pasapuré o una batidora y dejamos enfriar.

Troceamos bien unas pocas nueces. Por otro lado cortamos la masa de hojaldre en rectángulos de un ancho suficiente para dobla por la mitad nuestra caña. Untamos por un lado la mermelada y le añadimos nueces troceadas por encima. Doblamos y sellamos con un tenedor. Con un cuchillo hacemos cortes horizontales en nuestras pequeñas cañas y pintamos con la mezcla de huevo y azúcar. Disponemos sobre una bandeja con papel vegetal y llevamos al horno precalentado a 180º unos 15-20 minutos, depende del horno, mejor vigilar la cocción, estarán listos cuando estén doraditos.
Nota: Creo que sería buena idea pincharlos un poco con un tenedor antes del horno para que no suban tanto.


Y para finalizar comentarles que me he pillado un libro que es pecado, pero pecado mortal

 
Si la portada ya es para morir de sobredosis chocolatera no quiero ni contarles lo que hay dentro, un paraíso de chocolate. Me encanta y las recetas no son nada complicadas y a la vez deliciosas y sofisticadas. Con este libro en mano y una buena cantidad de chocolate pueden dejar a todo el mundo con la boca abierta y relamiéndose de gusto. Pronto lo pondré en práctica.

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